
Los camareros irán trayendo en bandejas (preparadas previamente para dar mayor agilidad) distintos títulos de cada colección para que cada alumnos elija el que más le guste de la colección que había pedido. Cuando todos tengan sobre su plato el libro escogido pasarán a degustarlo. No se trata de que nos empeñemos en que se lean el libro entero sino de que pasen un rato agradable echándole un vistazo y reproduciendo lo que habitualmente hacemos cuando vamos a comer con nuestra familia o con los amigos: les damos a probar de nuestro plato, es decir, comentamos con los niños de nuestra mesa el plato/libro que estamos comiendo. Al cabo de un rato, cuando vemos que todavía están interesados por ese primer libro (no cuando ya están desconectados), procedemos a retirar el plato, lo cual provocará las protestas de los niños, para poder servir el segundo. Se seguirá el mismo procedimiento que con el primero.

¡A pagar toca!
Ahora que ya hemos disfrutado de una magnífica comida, llega lo malo porque tenemos que pagar su importe. ¡Ah!, ¿pero no tenéis dinero? Está bien, vamos a hacer un trato: vosotros me pagaréis de la siguiente manera: escribid en este papelito los títulos de los libros que habéis degustado, si os acordáis, entonces estará todo pagado.
Es fundamental que sepamos dejarles con las ganas, hacerles quedarse “con hambre”,. Cuando están más interesados por un libro, se lo retiramos. Así tendrán auténtica “necesidad” de volver a la biblioteca en busca de ese libro y, de paso descubrirán otros.
Angela
No hay comentarios:
Publicar un comentario