Como ya va oliendo a Navidad, ponemos punto y final a nuestra carpeta de otoño. Las hojas finalizan su viaje; en el bosque se funden con el suelo y en nuestras ciudades se dejan llevar por los golpes certeros de los barrenderos deseosos de que cambie la estación.
Las luces que adornan las calles son eraldos de la llegada del invierno.
Terminamos nuestros trabajos con una piña convertida en una graciosa gallina.¡Cocoriko, el invierno ya llegó!
Ines.
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